William Steward Halsted pertenece a la época gloriosa de la cirugía, periodo que denominamos “revolución quirúrgica” en la que se superaron las tres barreras: dolor, hemorragia e infección. A finales del siglo XIX hubo un renacimiento de la cirugía hunteriana o fisiológica. Halsted realizó investigación de laboratorio en fisiología y patología que aplicó a la cirugía. Es considerado como uno de los padres de la moderna cirugía y, en concreto, de la cirugía norteamericana.
Nació en Nueva York (1852) en el seno de una familia distinguida y económicamente pudiente. Habiendo terminado sus estudios en una selecta escuela privada de su ciudad natal, quiso ingresar a la Universidad de Yale para realizar sus estudios médicos. Allí, no se sabe por qué no fue aceptado, pero logró ingresar al College of Physicians and Surgeons en Nueva York, afiliado a la Universidad de Columbia, en donde obtuvo su grado de Doctor en Medicina para luego hacer su entrenamiento como cirujano en el Hospital Bellevue en la misma ciudad.
Después de varios años de exitosa práctica quirúrgica en Nueva York, viajó a Europa, y en Viena se desempeñó como uno de los asistentes de Billroth, famoso cirujano de vías digestivas. Los años siguientes permaneció en Alemania, en donde se benefició de las enseñanzas de hábiles y connotados cirujanos de ese país como Volkmann, Kaposi, Chiari, Zuckerkland y otros. Terminó sus estudios en el viejo continente visitando en Suiza a Hermann Kocher, el virtuoso de la cirugía y enfermedades del tiroides, con quien hizo una profunda amistad que perduró por muchos años.
A su regreso a Nueva York estableció una consulta privada y formó parte de la plantilla de seis hospitales. También impartía clases de cirugía los domingos. Pronto ganó una gran reputación como cirujano y como entusiasta de los métodos antiséptico y aséptico. Fue el autor de una de las primeras colelitomías que se realizó en los Estados Unidos.
Utilizó la cocaína como anestésico. Según se afirma se habituó personalmente a su consumo que luego sustituyó por la morfina. Tuvo que realizar una cura de desintoxicación en Providence, en 1886, que volvió a repetir poco después.
Fue invitado por William H. Welch de Baltimore ese mismo año para investigar en el recién creado laboratorio de patología. Trabajó con Franklin P. Mall y perfeccionó las técnicas de sutura intestinal (sutura de Halsted) e investigó la curación de heridas en perros. También realizó estudios quirúrgicos sobre el tiroides en estos animales.
En 1890 fue nombrado primer cirujano jefe del recién inaugurado hospital de la John Hopkins University, y en 1892 fue nombrado primer profesor de cirugía de la escuela de medicina.
Su ayudante en el quirófano era la aristocrática Carolina Hampton, que padecía una dermatitis que se veía acusada por los antisépticos que se utilizaban entonces. Halsted pidió a la firma Good Year que le fabricara unos guantes de goma. Este fue el comienzo del uso de los guantes en los quirófanos. De proteger a alguien que padecía una enfermedad, se pasó después a proteger el campo estéril de las manos del cirujano y de las de los ayudantes. Se casó con Carolina Hampton en 1890.
Nacieron entonces los guantes de cirugía que en poco tiempo se difundieron por todo el mundo, haciéndose su uso obligatorio para todo el personal que practica la cirugía. Halsted durante su vida activa como cirujano y profesor, entrenó un gran número de residentes que más tarde fueron famosos. Uno de ellos fue Harvey Cushing, quien anotaba en alguna oportunidad que su maestro era un verdadero “profesor de profesores”. Cushing se hizo más tarde neurocirujano. Cuando estudiaba medicina en Boston ideó la “Ether chart” para llevar el registro del pulso y la respiración durante la operación, para luego establecer el control de la presión sanguínea del paciente en el quirófano. Se hizo famoso en 1910 por la descripción del síndrome que lleva su nombre, de adiposis de la cara, cuello y tronco, hirsutismo, estrías cutáneas, distrofia sexual, debilidad muscular e hipertensión, presentes en el adenoma basófilo de la hipófisis con hiperfunción suprarrenal.
En la John Hopkins Halsted y su equipo realizaban investigación de laboratorio, reglaban con minuciosidad las intervenciones, aplicaban las mejores técnicas de asepsia y hemostasia y utilizaban buenos materiales e instrumentos. Fue un innovador en lo que se refiere a las técnicas para intervenir la glándula tiroides y las paratiroides (efectuó los primeros transplantes de glándula paratiroides), cáncer de mama, hernia y sistema vascular. Consideraba que los tejidos sospechosos debían ser extirpados en una sola pieza y con una gran exéresis de piel, que obligaba con frecuencia a realizar injertos; era contrario a una escisión fragmentada.
Precisamente se conoce como operación de Halsted a la amputación amplia de la mama con ablación de los músculos pectorales y limpieza ganglionar local y axilar en el carcinoma mamario. El síndrome de Halsted es el edema postoperatorio del miembro superior tras una amplia amputación de la mama.
La sutura de Halsted es una variedad de sutura intestinal semejante a la de colchonero. Introdujo también el uso del tejido de gutapercha en el drenaje (1880), los apósitos de hojas de plata (1896) y la transfixión de los tejidos sangrantes.
Todos los años Halsted se ausentaba por un tiempo de sus responsabilidades en el hospital para viajar a Europa, con el propósito de visitar hospitales y amigos cirujanos del Viejo Continente. Allí se enteraba de los nuevos desarrollos de la cirugía europea y a su vez informaba a sus colegas de los adelantos en los Estados Unidos. Su gran fama como hábil cirujano lo nutría de una numerosa y selecta clientela a quien cobraba jugosos honorarios por sus intervenciones. Se cuenta que una colecistectomía practicada por Halsted costaba US $ 10.500 de esa época. En 1919 William Stewart Halsted presentó una fístula biliar que le fue operada con algún éxito, pero en 1922, fue reintervenido por el mismo problema y falleció 24 horas después a causa de una neumonía nosocomial. Se vivía la era pre-antibiótica.
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